MCEP (Movimiento Cooperativo de Escuela Popular)
EDITORIAL del nº 50 ( Sept. Oct. Nov. 98 ) de la revista Kikirikí del MCEP de Sevilla.
Es evidente que a medida que el sistema educativo ha avanzado como organización colectiva encargada de la socialización de las jóvenes generaciones ha ido aumentando los problemas relacionados con la diversidad por cuanto éstos entrecruzan la práctica educativa a distintos niveles tanto desde los macropolíticos y organizativos como desde los didácticos y prácticos.
El tratamiento que la institución escolar está dando al problema de la diversidad refleja las múltiples contradicciones que el sistema educativo tiene planteadas. En un principio las autoridades educativas trataron de paliar las desigualdades más llamativas del Sistema Educativo mediante la implantación de diversos programas de integración, coeducación o compensación con el fin de atender las desigualdades generadas por las diferencias de género, nivel intelectual y cultural; diferencias y deficiencias que en estos momentos posmodernos tienden a diluirse en otras más sutiles, provocadas entre otras razones por las enormes desigualdades económicas y sociales que se dan entre las diversas capas de la población y que se manifiestan en las grandes diferencias que se establecen entre quienes pueden comer y quienes no pueden comer, entre quienes pueden llevar una escolaridad sana y previsible de éxito académico y quienes la llevan abocadas al fracaso, … Es precisamente aquí donde se manifiesta, en toda su dimensión, la incapacidad de la institución escolar para atender las desigualdades iniciales ante el curriculum, desigualdades que son el resultado de las diferencias y deficiencias específicas de la población, realidad que trata de obviar el actual discurso de tecnócrata de corte conservador resaltando el término diversidad en prejuicio de los términos diferencias y deficiencias.
Necesariamente, esto nos induce a cuestionarnos el papel de una escuela como la actual que, a través de una estructura organizativa caduca y de unos contenidos enlatados y descontextualizados, se enfrenta al problema, que las sociedades democráticas tienen planteados, de ofrecer una escuela común para todos y todas cuando todas y todos no tienen la misma oportunidad de salir con éxito de la escuela. La escolarización de amplias capas de población infantil y juvenil es una solución insuficiente que, si bien ha reducido los niveles de discriminación cuantitativamente, no ha sido capaz de abordar óptimamente la discriminación cualitativa e interna. Esto impide reconocer las enormes desigualdades existente entre la población escolarizada por la enorme heterogeneidad del alumnado que se manifiesta en sus diferentes niveles experienciales y en los diferentes niveles culturales de las familias, en la diversidad cultural y en la desigualdad de oportunidades educativas, …
La solución no está en introducir más o menos opcionalidad curricular o diversidad curricular en el sistema escolar porque quizás, sutilmente, se esté enfatizando aún más la discriminación al aumentar las diferencias, sino en ofertar un curriculum común que fomente, compense y favorezca el que todos y todas tengan la oportunidad de progresar con él. La complejidad del problema impide abordar su solución desde una perspectiva pedagógica que favorezca sólo la modificación de la metodología, el curriculum, las programaciones o el proyecto curricular. No podemos olvidar que la propia organización escolar, la vida en la escuela, los libros de texto, … fomentan la homogeneización. Será, por tanto, necesario abordar el problema de la diversidad como un problema de desigualdad ante un curriculum que no es neutral. Esta ausencia de neutralidad del curriculum confiere a este problema una dimensión ideológica que afecta tanto a las decisiones macropolíticas como a la intervención docente, guiada esta última por valores y creencias que conciben la homogeneidad como más cómoda y eficaz para aumentar la calidad del sistema educativo cuando la heterogeneidad podría beneficiar al proceso educativo tanto a nivel formativo como vivencial.
Creemos que en la búsqueda reflexiva y compartida de respuestas a muchas de las interrogantes que aún tiene planteadas el sistema educativo podría encontrarse la clave que ayude a construir una escuela con capacidad de educar en y para la diversidad.